lunes, 25 de junio de 2012

Capítulo 20

-¿Estás segura de esto?- Pregunta él entre jadeos.
-Lo estoy.-  Responde ella.
Aarón cierra los ojos y se acerca a su boca. La besa.
Por fin han encontrado ese momento y lugar especial que buscaban. Helena tenía razón, solo necesitaban estar solos, el uno con el otro.
Los dos se funden para ser uno, los dedos de sus manos se entrelazan y sus labios se unen en un largo y profundo beso.
-Te quiero.- Dice Aarón.
-Sabes que yo a ti también.- Responde Helena.
Se evaden de todo, solo por un instante no existe nada más que ellos dos, uno frente al otro. Pero ese instante dura poco, ambos oyen como alguien los llama desde el exterior de su refugio improvisado.
Se miran y se apartan el uno del otro, prometiendo con la mirada que acabarán lo empezado. Se visten y salen. Bajo las pocas sombras que los árboles en el crepúsculo proporcionan se encuentran las figuras de Adrián y Nerea. 
Avanzan hacia ellos y se detienen al ver la mirada perdida de Adrián, algo no va bien.
-¿Ha pasado algo?- Pregunta Aarón algo asustado.
No obtienen respuesta.
-Nos estáis asustando. Adrián ¿qué ha pasado?- Vuelve a preguntar Helena.
Nerea cierra los ojos y agacha la cabeza, cuando la levanta de nuevo aproxima su cara a la de Adrián y le susurra algo al oído. Adrián cambia la expresión perdida de sus ojos por una de rabia y concentración al oír la voz de Nerea.
-Mátalos.- Le dice al oído.- Hazlo por mí. Hazlo.
Adrián da un paso hacia delante, mira detenidamente a Aarón y se concentra. Nota el agua que fluye bajo sus pies, en el subsuelo, solo debe hacerla suya. Se arrodilla y toca el suelo con las puntas de los dedos. De nuevo alza la vista y junto con su mirada una columna de agua sale de la tierra justo bajo los pies de Aarón, haciéndolo caer entre gritos a un pozo oscuro que parece no tener fin.
Tras disiparse los gritos de Aarón en aquel agujero un nuevo grito llena el ambiente. Helena chilla desesperada el nombre del chico al que ama mientras ve como este se precipita al vacío.
-¡Adrián!¿¡Cómo has podido!?- Grita al tiempo que torna su cuerpo en llamas.- Era tu amigo.
-Yo no tengo amigos.- Responde en un tono completamente vacío.
Alza la mano de nuevo, en contra de Helena esta vez. Un torrente de agua arrastra todo a su paso hasta llegar desde el río al cuerpo de Helena. La llama que ella había hecho de su cuerpo comienza a apagarse y con ella la energía de Helena, sus fuerzas, sus esperanzas y su vida.
-No dejes que te controle...- Son las últimas palabras de Helena antes de que su corazón deje de latir.
Adrián baja la mano y mira hacia Nerea, ella asiente y sonríe al tiempo que contempla el cuerpo sin vida de Helena y el pozo por el que minutos antes Aarón se ha precipitado.
-Lo has hecho muy bien, pero debes terminar lo empezado.- Vuelve a susurrar Nerea.
Nerea camina fijándose en cada rama caída que hay en el suelo y al final se decanta por una bastante grande y afilada. Se la entrega a Adrián y este la mira sin variar la expresión de su rostro.
-Morto ya habrá acabado con Éleon aunque dudo que haya podido matar a la elegida, pero mi amo ya lo tenía previsto, solo quedas tú. Termina con esto, pon fin a tu vida.- Sentencia Nerea.
Adrián aprieta la rama en sus manos, la mira y cierra los ojos. Tras respirar hondo la gira de manera que la parte afilada queda justo contra su corazón.
-Vamos, hazlo.- Neres se impacienta.
Adrián cierra los ojos con más fuerza, aprieta los párpados y lucha contra si mismo.
-No.- Se niega Adrián.
-¿Cómo?- Pregunta Nerea tan extrañada como desconcertada.
-No voy a morir. Debo salvar a Gabi.
-¡No!- Grita ella.- Tu debes morir junto con tus amigos.
Y a la vez que pronuncia estas palabras toma el gigantesco palo y lo clava en el pecho de Adrián. La sangre mancha la camiseta de Adrián y este mira incrédulo la herida.
-Esto no puede estar pasando.- Susurra Adrián mirando el cuerpo de Helena.- Gabi...
Nerea se marcha, parece ir hacia el río seguramente querrá remontarlo para llegar a la prisión de Marcus.

Adrián intenta ponerse en pie, las fuerzas le fallan y las rodillas le tiemblan, ha arrancado parte del bajo de su camiseta y con él ha improvisado un tosco vendaje. Sabe que no podrá llegar hasta la casa de Gabi pero tiene que intentarlo tiene que llegar y salvarla.
Camina durante un tiempo hasta que las piernas le fallan y cae al suelo. Se siente impotente tirado en el suelo, comienza a arrastrarse, no queda demasiado y hay algo que le dice que lo conseguirá pero su herida grita lo contrario, el dolor se acentúa y lo hace gritar. Para un segundo y se concentra.
-Gabi... escúchame si puedes. Sabes lo que debes hacer, sé que lo sabes.- Susurra, pero al tiempo que dice estas palabras al viento un pequeño arroyo de vapor de agua traída por el viento captura el sonido de su voz y lo transporta hasta dar con Gabi.
Por fin puede descansar, el cuerpo le pesa demasiado y ya no siente el brazo izquierdo, nota como sus ojos se cierran, quiere impedirlo pero es imposible. Y finalmente en el instante en que exhala su último aliento sonríe y piensa: "Por fin he muerto".